Marianne abre la puerta cuando Connell llama al timbre. Va todavía con el uniforme del instituto, pero se ha quitado el suéter, así que lleva solo la blusa y la falda, sin zapatos, solo las medias.
Ah, hola, dice él.
Pasa.
Marianne da la vuelta y echa a
andar por el pasillo. Él cierra la puerta y la sigue. Bajan los escalones que
dan a la cocina; la madre de Connell, Lorraine, se está quitando un par de
guantes de goma. Marianne se sienta de un brinco en la encimera y coge un tarro
abierto de crema de cacao, en el que había dejado clavada una cucharilla.
Marianne me estaba contando que
hoy os han dado los resultados de los exámenes de prueba, dice Lorraíne.
Nos han dado los de lengua, dice
él. Vienen por separado. ¿Quieres ir tirando?
Lorraine dobla los guantes de
goma con cuidado y los vuelve a guardar debajo del fregadero. Luego comíenza a
quitarse las horquillas del pelo. A Connell le parece que eso es algo que
podría hacer en el coche.
Y me han dicho que te ha ido muy
bien, dice Lorraine.
El primero de la clase, apunta
Marianne.
Sí, dice Connell. A Marianne
también le ha ido bastante bien. ¿Nos vamos ya?
Lorraine hace un alto en el
desanudado del delantal.
No sabía yo que tuviéramos prisa.
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