Han entrado en la casa de la
Rosario, dice tu padre desde la habitación de al lado, han matado a la Rosi y
se han llevado al Nicolás.
Es lo primero que oyes. La voz
que te despierta. La frase que ya nunca podrás olvidar.
Por un momento, prefieres pensar
que forma parte de un sueño y permaneces inmóvil bajo las sábanas. Son las cinco
de la madrugada y apenas has conseguido dormir. La cena de Nochebuena no te
sentó bien y llevas varias horas dando vueltas en la cama.
Han matado a la Rosi y se han
llevado al Nicolás, escuchas ahora a tu padre decir con total claridad.
Es entonces cuando abres los ojos
y, sin entender todavía nada, saltas de la cama, te vistes con lo primero que
encuentras y sales corriendo hacia la sala de estar.
Tu madre, en camisón junto al
árbol de Navidad, te mira y comienza a llorar.
Los críos de la Rosario ... , consigue
decir.
¿Qué ha pasado?, preguntas.
Algo muy feo, contesta, algo feo,
hijo. Y se lleva las manos a la cara para ocultar las lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario