A Gonzalo Hidalgo Bayal,
jardinero de la lengua castellana,
que al cultivar un campo de amapolas blancas
hizo extinguirse las rojas amapolas,
para que al fin pudieran florecer
las amapolas rojas*
l. EL VERBO TRASPUNTE
§ 1. (Los verbos blancos). Si el oído es ballesta, dardo en palabra,
maguer muchas augures, algunas marras. ¿O no es humano que Don Fernando a veces
no dé en el blanco? Lo digo por el artículo “Buenas madrugadas”, de don
Fernando Lázaro Carreter (El País, 7 de marzo de 1999), al que tengo que hacer
algunas observaciones. La primera de ellas se refiere a su propia prosa, en la
frase, de la que sólo transcribo el principio, porque ya hace sentido de frase
completa: “Y hay la creciente legión de quienes trabajan a esas horas ...”>.
Pues bien, componer “hay”> (o “había” o «hubo», etcétera) con el artículo
determinado: “hay la creciente legión”, es un grave atentado contra uno de los dos
verbos blancos que debería estimarse entre las mejores joyas de la lengua
castellana: estas formas impersonales de “haben” y los usos blancos de “estar”
* Mi amigo Gonzalo Hidalgo escribió una magnífica y
conmovedora novela bajo el título de Campo de amapolas blancas.
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