Aunque por supuesto sigues siendo tú mismo: un viaje con David Foster Wallace, p. 140-141
Creo que una de las razones de
que me sienta vacío después de ver un montón de televisión, y una de las cosas
que hacen seductora la televisión, es que ésta crea la ilusión de relacionarte
con personas. Es una manera de llenar de gente la habitación y estar
entretenido, si bien no requiere nada por mi parte. Es decir, yo las veo, ellas
a mí no. Y, y, están ahí para mí, y eso da la posibilidad de recibir
entretenimiento y estimulación. Sin tener que dar nada a cambio salvo una
atención de o más tangencial. Y eso sí que es muy seductor.
El problema es que también es muy
vacío. Porque una de las diferencias entre estar con una persona real es que,
uno, yo tengo que poner algo de mi parte. En plan de que si quiero que ella me
preste atención, yo tengo que prestársela a ella. Ya sabes: yo la miro y ella me
mira. El nivel de estrés aumenta. Si bien también hay ... posee algo estimulante, porque según
lo veo yo, en tanto criaturas, tenemos que resolver cómo estar juntos en la
misma habitación.
Y por tanto la habitación es como
los dulces en tanto es más placentera y fácil de consumir que la comida real.
Aunque por otro lado no posee ninguno de los nutrientes de la comida real. Y la
cosa, aquello de lo que se supone que va el libro, es qué nos ha ocurrido para
que ahora esté dispuesto -porque también yo lo hago- a extraer de la televisión
enormes cantidades de mi sentido de comunidad y mi conocimiento de otras
personas. Sin estar dispuesto a someterme al estrés y al fastidio y al coñazo
potencial de tratar con gente real.
Y que mientras Internet crece, y
con ello nuestra capacidad de estar en contacto, en plan . . . o sea, tú y yo
podríamos haber hecho esto por correo electrónico, y yo nunca te habría
conocido, y para mí hubiera sido más cómodo. ¿Verdad? Pues llegará un momento
en que tendremos que desarrollar algún mecanismo, en nuestras mismas tripas,
que nos ayude a manejar todo esto. Porque la tecnología no va a parar de
mejorar y mejorar. Y cada vez va a ser más y más fácil, y más y más práctico, y
más y más placentero, estar a solas con imágenes en una pantalla que nos han
proporcionado personas que no nos aman y sólo quieren nuestro dinero. Lo cual
no es malo por fuerza. En dosis bajas, ¿vale? Pero si esa es la sustancia
básica y principal de tu dieta, te mueres. De un modo significativo, te mueres.
(Con pasión.)
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