l. FANTASIA Y FICCIÓN
SIEMPRE QUE ME preguntan cuáles
han sido las lecturas o los autores que más han influido en mi carrera
literaria respondo sin vacilar que las lecturas infantiles, a menudo anónimas o
de autores apenas identificados, fácilmente olvidados. En estas lecturas
minúsculas, por fuerza simples y candorosas, adquirí la fascinación por la
palabra escrita y a través de ellas penetré en el mundo de la ficción, en el
que he habitado felizmente desde entonces. Quien lea esto puede pensar que me he
evadido de la realidad para vivir en un mundo imaginario. Puede ser, pero
quisiera pensar lo contrario. No hay que confundir ficción con fantasía. La
fantasía no depende de la invención. Es parte de la naturaleza humana, tanto de
los que leen como de los que no. Existe en forma de sueño, de temores, de
ilusiones, de esperanzas y de elucubraciones. La ficción selecciona y
estructura las fantasías y las encuadra, bien que mal, en nuestra
contradictoria y confusa realidad.
Mi afición por las obras de
ficción y mi deseo de crear una ficción propia semejante a la que antes habían
creado otros para mi deleite, se formó en una época en la que era ignorante y
maleable, como todos los niños. En mi formación intervino menos el gusto que
las circunstancias, y solo parcialmente el azar.
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