Resumen de Una vida absolutamente maravillosa, de Vila-Matas
Un país que dilapidó el tiempo
del esplendor amasando infortunios. Un país de tertulias. Un país fuera del
tiempo. Con verdaderas masas de fumadores llenando las terrazas de invierno,
esperando a los chinos. No supimos ser prósperos y ahora cualquiera endereza el
entuerto. Un país de vociferantes en podios de cáscaras de gambas. Lo único
bueno es que ya podemos irnos de puente
eterno. Ha terminado ocurriéndonos lo que Michon dice que le pasó a Rimbaud: murió de la misma mano de aquellos
cuyo trabajo lo enriquecían; se habia enriquecido con una muerte suntuosa, sangrienta
romo la de un rey al que inmolan sus súbditos; sólo fue rico en oro, y de eso murió.
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