Libre, Lea Ypi, p. 138
¿Por qué se había acabado el socialismo? Apenas unos meses
antes, en nuestra clase de Educación Moral, la profesora Nora nos había
explicado que el socialismo no era perfecto, que no era como el comunismo
cuando este llegara. El socialismo era una dictadura, nos dijo, la dictadura
del proletariado. Era diferente y, sin duda, mucho mejor que la dictadura de la
burguesía que dominaba en los países imperialistas de Occidente. En el
socialismo eran los trabajadores, no el capital, los que controlaban el Estado,
y la ley estaba al servicio de los intereses de los trabajadores, no de
aquellos que querían aumentar sus beneficios. Pero dejó claro que el socialismo
también tenía sus problemas. La lucha de clases no había acabado. Teníamos
muchos enemigos externos, como la Unión Soviética, que hacía mucho tiempo que
había abandonado el ideal comunista para convertirse en un Estado imperialista
y represor que enviaba sus tanques para aplastar a los países más pequeños.
También teníamos muchos enemigos internos. Las personas que antes habían sido ricas
y habían perdido todas sus propiedades y sus privilegios seguían conspirando
para socavar el gobierno de los trabajadores y merecían ser castigadas. Pero,
con el tiempo, la lucha proletaria triunfaría. La profesora Nora nos dijo que,
cuando la gente crece dentro de un sistema más humano y a los niños se les
educa en las ideas correctas, las hacen suyas. Los enemigos de clase van
disminuyendo y la lucha de clases se va suavizando y acaba por desaparecer. Es
entonces cuando empieza en realidad el comunismo y, por eso, es superior al socialismo:
no necesita la ley para castigar a nadie y libera a los seres humanos de una
vez y para siempre. En contra de lo que sugería la propaganda del enemigo, el
comunismo no significaba la represión del individuo, sino la primera vez en la
historia de la humanidad en la que podíamos ser realmente libres.
En la imagen: Enver Hoxha funda la República Popular de Albania
No hay comentarios:
Publicar un comentario