Héroes, Stephen Fry, p. 423
Los héroes limpiaron nuestro
mundo de terrores crónicos: monstruos nacidos de la tierra que ponían en
peligro a la humanidad y amenazaban con asfixiar el crecimiento de la civilización.
Durante el tiempo en que dragones, gigantes, centauros y bestias mutantes
infestaron el aire, la tierra y los mares no pudimos expandirnos con confianza
y transformar al mundo salvaje en un lugar de seguridad para el género humano.
Con el tiempo, incluso las
deidades menores benevolentes se verían arrinconadas por una floreciente raza
humana provista de una confianza recién descubierta. Las ninfas, dríades,
faunos, sátiros y duendecillos de las montañas, los arroyos, los prados y los
océanos no fueron capaces de competir con nuestra necesidad y avidez de tierras
en las que excavar, cultivar y construir. La progresión de un espíritu de investigación
racional y una comprensión científica alejaron a los inmortales todavía más. El
mundo se estaba reconformando corno hogar adecuado solo para seres mortales.
Hoy, evidentemente, algunas de las criaturas mortales más raras y vulnerables
de las que han compartido el mundo con nosotros experimentan las mismas
amenazas de sus territorios naturales que provocaron el fin de las ninfas y los
espíritus del bosque. La destrucción de hábitats y la extinción de las especies
han sucedido más veces.
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