Cuentos y prosas breves, James Joyce, p.349
Sylvia Beach va a dedicar los
próximos dos años de su vida a preparar con una minuciosidad enfermiza el parto
de Ulises, «el libro más peligroso del mundo». Pronto empieza a recabar adeptos
y voceros y a buscar suscriptores para una primera edición de lujo, que costará
nada menos que ciento cincuenta francos y que tendrá firmantes tan inesperados
como Winston Churchill. Joyce, mientras tanto, sigue engordando su libro,
postergando la visita a su padre y conociendo a grandes artistas. Marcel
Proust, con el que hablará del tiempo y del postre; Pablo Picasso, con el que
no hablará ni del tiempo; T. S. Eliot, del que a pesar de su amistad no sabrá
nada (ni siquiera que es un poeta); Ernst Hemingway, al que inmediatamente
unirá su pasión por los bares y la música y al que Nora tendrá que encontrar
borracho y abrazado a su marido sobre el felpudo de su casa.
En medio de toda esta agitación,
Joyce termina el libro, y Sylvia Beach mueve cielo y tierra para cumplir con
las supersticiones de su autor. Lo consigue: el 2 de febrero de 1922, cuarenta cumpleaños
de James Joyce, aparece publicado en Paris Ulises, cambia la literatura.
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