Lugar seguro, Isaac Rosa, p.174
Pero el muro tiene grietas,
respondió Gaya. Oh, dios mío, las grietas. Cuántas veces he oído la teoría
botijera de las grietas. La cuña de hielo. ¡La gelifracción! La repiten todos
como loros. La teoría de las grietas me la he comido con lentejas no pocas
veces. Gaya debió de notar mi fastidio, así que se concentró en explicársela a
Segis, novato él. Le preguntó si era de ciencias; respuesta afirmativa. Si
había estudiado los procesos de meteorización; sí, los había estudiado y los
recordaba bien. Entonces sabría cómo actúa la gelifracción: el agua, de lluvia
o del deshielo, se infiltra en las grietas de una roca, y al bajar la
temperatura se congela y aumenta su volumen, ejerciendo tal presión sobre las
paredes internas que, a fuerza de congelarse y descongelarse una y otra vez, acaba por fragmentarla.
Hasta las rocas más sólidas pueden acabar quebradas por unas gotas de rocío que
en sus grietas se congelan y expanden, haciendo cada vez más ancha la fisura y
por tanto acumulando más agua que se seguirá congelando y descongelando, formando
una cuña de hielo que con el paso del tiempo crece hasta reventar la roca, el
muro. Así nosotros, afirmó Gaya, incluyéndonos en su nosotros, o al menos a
Segis, pues ya solo lo miraba a él. Así nosotros estamos construyendo un nuevo mundo,
pero no sobre los escombros del viejo, sino en sus grietas. No esperamos a
hacer la revolución, sino que empezamos el futuro aquí mismo. Cada comunidad
rural o de barrio, cada cooperativa, cada red de distribución, cada manzana de vecinos
que se suma, es una cuña de hielo. Este mismo comedor, que puede parecer tan
poca cosa, es una gota en una grieta, ni siquiera en una grieta, en un poro;
pero crecerá y agrandará el poro hasta ser finísima hendidura, que dilatará una
grieta y finalmente provocará una fractura. Y tanta gente que nunca se irá a
una comunidad, ni siquiera participa en la de su barrio, pero comparte la misma
preocupación, introduce cada vez más cambios en su vida, y cuando llega el
momento vota en consecuencia. Esa acumulación de pequeñas transformaciones es
la que acabará transformando el sistema entero. Y mientras tanto, cada una de ellas
mejora la vida de la gente. No estamos persiguiendo una utopía, una promesa de
paraíso lejano: todo lo que proponemos lo hacemos, es real, está ya aquí, es
esto. La gente puede asomarse a las grietas. Lo que se ve en ellas es el otro
lado del muro. ¡El futuro!
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