Cuando ella era buena, Philip Roth, p. 248
Bueno, el matrimonio no es algo
que simplemente tiras por la ventana como un zapato viejo. El matrimonio no es
algo en lo que te embarcas irresponsablemente, y tampoco es algo de lo que sales irresponsablemente. Cuanto más lo
pensaba, mejor comprendía que el matrimonio era, quizá, lo más serio que uno
podía hacer en la vida. Después de todo, la familia era la base de la sociedad.
Quita la familia y, ¿qué queda? Simplemente gente dispersa, eso es todo. La
anarquía total. Trata de imaginar el mundo sin familias. No puedes hacerlo. Oh,
sí, desde luego que había personas que se precipitaban a hacer intervenir a un
abogado de familia. Al primer síntoma de algo que no funciona bien entre ellos,
piden el divorcio ... y al diablo con los niños, al diablo con la otra persona.
No obstante, si una pareja tiene algo de madurez, se sienta y discute las
diferencias, expresa su malestar, y cuando todos han tenido la posibilidad de
hacer sus acusaciones -y también de admitir que podrían haber estado equivocados
(porque nunca la cosa es tan simple como que uno siempre tiene la razón y el
otro siempre está equivocado) entonces, en lugar de salir corriendo hacia Reno,
Nevada, dos personas que tienen algo de madurez dejan de comportarse como
niños, ponen manos a la obra y realmente deciden ocuparse de su matrimonio.
Porque esa es la palabra clave: ocuparse, que uno por supuesto no conoce cuando
entra bailando alegremente en el sagrado matrimonio, creyendo que más o menos será
una prolongación de los fáciles y buenos tiempos premaritales. N o, el
matrimonio es una ocupación, una ocupación difícil, una ocupación terriblemente
importante cuando hay un niño de por medio, un niño que te necesita como nadie
te ha necesitado en tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario