El escándalo de los Wapshot, John Cheever, p. 29
La familia Wapshot se instaló en
St. Botolphs en el siglo XVII. Yo los conocía bien; me dediqué a examinar sus
asuntos, de hecho pasé los mejores años de mi vida, la culminación de la misma,
entregando a su crónica. Eran bastante cordiales. Cuando te los encontrabas por
la calle en St. Botolphs se comportaban como si este encuentro casual fuese
algo que habían anticipado, pero si les contabas cualquier cosa -que el río West
se había desbordado o que Pinkham's Folly había ardido por completo-- te daban
a entender, con una sonrisa fugaz, que habías cometido una equivocación. A los
Wapshot no había que contarles nada. Su resistencia a recibir información parecía
ser un rasgo de familia. Tenían buena opinión de sí mismos; se consideraban tan
sanos que les parecía imposible no haberse enterado de la inundación o el
incendio, aunque hubieran estado en Europa. Yo fui al colegio con los chicos, participé
en regatas con Moses en el Club Náutico de Travertine y jugué al fútbol con
ambos. Se animaban el uno al otro como si gritando el apellido familiar en un
terreno de juego le confirieran una especie de inmortalidad. Pasé muchos ratos agradables
en su casa de River Street y, sin embargo,
lo que recuerdo es que siempre estaba en su poder el hacerme sentir solo, el
dejar dolorosamente claro que era un extraño.
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