Cartas, Cheever, p. 194
Crónica de los Wapshot había sido
aceptada por el Club del Libro del Mes, lo que contribuyó mucho a su éxito. El
club quería que se borrara una palabra.
“Entonces, ella abrió la puerta y
salió, pero no desnuda, sino con un camisón cerrado y suelto y pasándose un
trozo de seda dental por entre los dientes.
-¡Oh, Melissa! -dijo él.
-Dudo que me quieras -dijo ella
con la voz tenue y desapasionada de una solterona, que le recordó cosas tenues
como el humo y el polvo-. A veces pienso que no me quieres en absoluto y, desde
luego, te importa demasiado el sexo, oh, demasiado ...
-Pero yo te quiero -dijo él,
esperanzado.
-Hay hombres que se traen trabajo
de la oficina a casa –dijo ella-. La mayoría de los hombres lo hacen. La
mayoría de los hombres que yo conozco. -Su voz parecía secarse mientras él la
escuchaba, perder sus notas más profundas a medida que sus sentimientos se
estrechaban-. Y la mayoría de los hombres de negocios tienen que viajar mucho.
Pasan mucho tiempo lejos de sus mujeres. Tiene otros desahogos además del sexo.
Al menos, la mayoría de los hombres sanos. Juegan al squash.
-Yo juego al squash.
-Nunca has jugado al squash desde
que yo te conozco.
-Pues antes jugaba.
-Desde luego -dijo ella-, si es
absolutamente necesario para ti hacerme el amor, lo haremos, pero creo que deberías
comprender que no es algo tan crucial.
-Con tanto hablar has conseguido
ahorrarte un polvo -dijo el fríamente.”
El Club del Libro del Mes quería
saber si era imprescindible que usara la palabra «polvo». El cuento en el que
se inspiraba esta parte de la novela se había publicado en The New Yorker sin
la palabra en cuestión. Aparte de la probabilidad de un aumento de las ventas,
el acuerdo con el club incluía una considerable cantidad de dinero. Pero mi padre
se mostró inflexible. The New Yorker le había apoyado y publicado sus relatos
desde que tenía veinte años, y haría casi cualquier cosa por The New Yorker. Pero
este era su libro y esa era la palabra adecuada. Bessie aceptó, y volvió a la
mesa de negociaciones. Tuvo éxito y así fue como los miembros del Club del
Libro del Mes vieron publicada por primera vez en su vida la palabra “polvo”.
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