Baudelaire confiaba en lectores a los que la lectura de la
lírica pone en dificultades. A tales lectores se dirige el poema inicial de las
Fleurs du mal. Con la fuerza de voluntad de éstos, así como con su capacidad de
concentración, no se va lejos; tales lectores prefieren los placeres sensibles
y están entregados al spleen, que anula el interés y la receptividad. Causa
sorpresa encontrar un lírico que se dirija a semejante público, el más ingrato.
En seguida se presenta una explicación: Baudelaire deseaba ser comprendido,
dedica su libro a quienes se le asemejan. La poesía dedicada al lector termina apostrofando
a éste: «Hypocrite lecteur, - mon semblable, - mon frere!» Pero la relación
resulta más fecunda en consecuencias si se la invierte y se dice: Baudelaire ha
escrito un libro que tenía de entrada escasas perspectivas de éxito inmediato. Confiaba
en un lector del tipo del descrito en el poema inicial. Y se ha comprobado que
su mirada era de gran alcance. El lector al cual se dirigía le sería
proporcionado por la época siguiente. Que tal sea la situación, que, en otros
términos, las condiciones para la recepción de poesías líricas se hayan tornado
menos propicias, es cosa probada
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