Virginia Woolf, Quentin Bell, p. 241
1910 - junio de 1912
En la mañana del 10 de febrero de 1910, Virginia, con cinco
compañeros, se dirigió a la estación de Paddington y tomó el tren a Weymouth.
Llevaba un turbante, una bella cadena de oro hasta la cintura y un caftán
bordado. Su cara era negra. Ostentaba atractivos bigote y barba. De los otros miembros
del grupo, tres -Duncan Grant, Anthony Buxton y Guy Ridley- estaban disfrazados
más o menos de la misma manera. Adrian estaba allí, con una barba y un sombrero
hongo mal ajustado, por lo que parecía, como él mismo dijo, «Un infeliz
viajante de comercio», mientras que el sexto componente (y líder) del grupo,
Horace Cole, iba vestido convincentemente como un oficial del Foreign Office.
El objeto de su excursión era burlarse de la marina
británica, atravesar sus medidas de seguridad y disfrutar de un recorrido en un
buque de la armada, el más formidable, el más moderno y el más secreto buque de
guerra entonces a flote: el H.M.S. Dreadnought.
Virginia entró casi por accidente a formar parte de esta burla
insolente y preparada a medias. Había sido concebida por Adrian y por Horace
Cole. Cole era en realidad el principal responsable. Era un joven rico y en
muchos aspectos poco razonable, autor de muchas bromas, que había hecho amistad
con Adrian en Cambridge. La más espectacular de sus jugarretas había sido una
ceremoniosa visita a Cambridge del Sultán de Zanzíbar, o más exactamente de su
tío, personificado por Cole, junto con tres miembros de su escolta (uno de los
cuales era Adrian) y un intérprete. Fueron recibidos con toda formalidad en las
casas consistoriales por el alcalde, presidieron un bazar de caridad, les
enseñaron los principales colleges, y los acompañaron a la estación. Cole informó
al periódico Daily Mail, que publicó el suceso, por lo que el alcalde se
molestó y pidió al vicerrector de la universidad que expulsara a los culpables.
Pero la cosa no tuvo consecuencias serias.
(Virginia es la de la izquierda)
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