Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

GEORGE MALLORY

Momentos de vida, Virginia Woolf, p. 249
De repente se abrió la puerta y la larga y siniestra figura del señor Lytton Strachey quedó detenida bajo el dintel. Señaló con el dedo una mancha en el blanco vestido de Vanessa.
"¿Semen?", dijo.

¿Es que realmente se puede decir una cosa así? Todos nos echamos a reír. Una sola palabra abatió todas las barreras de reticencia y reserva. Pareció que un torrente del sagrado fluido nos arrastrara a todos. La sexualidad empapó nuestra conversación. La palabra sodomita nunca estaba lejos de mis labios. Discutimos sobre el acto de copular con la misma excitación y franqueza con que habíamos disentido la naturaleza del bien. Era extraño recordar cuán reticentes y cuán reservados habíamos sido, y durante cuán largo tiempo. Ahora nos maravillaba que, hasta el año 1908 ó 1909, Clive se hubiera ruborizado, como también yo me ruboricé, cuando, yendo a bordo de un expreso francés, le dije que me dejara pasar para ir al retrete. Ni siquiera había soñado en preguntarle a Vanessa qué pasó en la noche de bodas. Thoby y Adrian hubieran preferido la muerte a explicar las aventuras amorosas de sus compañeros de estudios. Y mientras todos los temas intelectuales se discutían con gran libertad, la sexualidad ni siquiera se mencionaba. Ahora, un chorro de luz iluminó también este tema. Lo sabíamos todo, pero nada habíamos dicho al respecto. Ahora no hablábamos de otra cosa. Escuchábamos con absorto interés relatos de las relaciones amorosas de los sodomitas. Seguíamos los altibajos de sus arlequinadas historias; Vanessa, con simpatía; yo -acaso no había escrito, en 1905, que las mujeres son mucho más divertidas que los hombres-, frívolamente, riendo. Vanessa decía: "Norton me ha dicho que James está desesperado. Rupert se ha acostado dos veces con Hobhouse", y yo complementaba las historias de Vanessa con otra información de cotilleo, igualmente excitante, acerca de un divino estudiante con la cabeza de un dios griego -aunque con mala dentadura, por desdicha- llamado George Mallory.
(En la imagen George Mallory por Duncan Grant)

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia