Asentir o desestabilizar, Rafael Chirbes, p. 142
James Joyce, Ulises. Traducción
de J. M. Valverde. Barcelona, Editorial Lumen, 1975, 2 volúmenes: 577 y 463
páginas, 840 pesetas
Joyce nació en Dublín en 1882 y
murió en 1941, en plena guerra mundial. Fue, por excelencia, escritor y a la
escritura dedicó la mayor parte de sus esfuerzos. Poeta (Música de cámara),
dramaturgo (Exiliados), autor de narraciones breves (Dublineses) y novelista
(Ulises).
Su obra es una mezcla de ternura,
musicalidad, ironía y captación de lo cotidiano. Sin pretensiones de ser testigo
de la realidad captó con la sensibilidad de un Flaubert, con la precisión de un
Balzac, el mundo de lo pequeño y diario; su belleza, su patetismo, su grandeza
y su miseria. Si esto es patente en creaciones como Dublineses o el Retrato del
artista adolescente, sin duda cobra nuevos significados en su obra maestra que
es, a la vez, una obra maestra de la literatura universal: Ulises. Introducía en
ella, revolucionando el arte de escribir, nuevas técnicas, una perspectiva
irónica, un minucioso culto a lo cotidiano y un diálogo con el lector, con la
literatura y con la cultura, haciendo de todo ello el centro mismo de su arte
de novelar.
Joyce declaró en una entrevista
que había escrito el Ulises «para tener ocupados a los críticos durante
trescientos años». En otra ocasión negó que existiese en toda la novela una
sola línea que pudiera tomarse en serio. Los resultados de su labor fueron, sin
embargo, una burla maestra, un modelo para toda la posterior literatura.
La publicación en España de esta
novela, que hasta ahora habíamos tenido que leer en la mediocre traducción de
una editorial latinoamericana, se ha llevado a cabo con un rigor ejemplar del
que debemos dejar constancia. J. M. Valverde ha dedicado varios años de su vida
a traducir y preparar una edición impecable.
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