RELATOS MARAVILLOSOS
Antes de que existieran libros,
existían las historias.Al principio las historias no estaban escritas. A veces
incluso se cantaban. Nacían niños, y antes de que supieran hablar, sus padres
les cantaban canciones; una canción sobre un huevo que se caía de una tapia,
por ejemplo, o sobre un niño y una niña que subían una colina y se caían de
ella. A medida que crecían, los niños empezaron a pedir historias casi tan a
menudo como pedían comida. Ahora había una gallina que ponía huevos de oro, o
un niño que vendía a la vaca de la familia por un puñado de habichuelas
mágicas, o un conejo travieso que se colaba en las tierras de un granjero
peligroso. Los niños se enamoraron de esas historias, y pedían oírlas una y
otra vez. Luego crecieron y encontraron aquellas historias en libros. Junto con
otras historias que no habían oído nunca, como la de una niña que se caía por
la madriguera de un conejo, o la de un oso viejo y tonto y un cerdito miedica y
un burro de lo más lúgubre, o la de una cabina mágica, o la de un lugar donde
vivían los monstruos.
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