Los que sueñan el sueño dorado, Joan Didion, p. 261
El terror es la realidad de este
lugar. Los coches de policía blanquinegros patrullan de dos en dos, y en todos
se ve el cañón de un rifle sobresaliendo de una ventanilla abierta. Los
controles de carreteras se materializan al azar, con los soldados saliendo de
los camiones, abriéndose en abanico y tomando posiciones, con el dedo siempre
en el gatillo y los seguros haciendo clic. Da la sensación de que te apuntan
con el arma para pasar el raro. Todas la mañanas El diario de hoy y La prensa
gráfica publican historias con moraleja: «Una madre y sus dos hijos fueron
asesinados con arma cortante (corvo) por ocho sujetos desconocidos el lunes en
la noche». Y en el periódico de la misma mañana: encontrado en el arcén de una
carretera el cuerpo sin identificar de un joven estrangulado. Otro artículo de
la misma mañana: encontrados en otra carretera los cuerpos sin identificar de
tres jóvenes, con la caras parcialmente destrozadas por bayonetas y una cruz
grabada a cuchillo en una de ellas.
Es sobre todo a partir de estas informaciones
de los periódicos que la embajada de Estados Unidos lleva a cabo sus recuentos
de cadáveres, que luego envía a Washington en forma de unos informes semanales
que la gente de la embajada denomina los “fiambre-gramas». Estos recuentos se
presentan en una especie de clave tortuosa que no consigue ocultar lo que todo
el mundo da por sentado en El Salvador: que la mayoría de la gente muere a
manos de las fuerzas gubernamentales. En un memorando enviado a Washington el
15 de enero de 1982, por ejemplo, la embajada realizó un desglose «cauteloso»
de su recuento de 6. 909 “supuestos» asesinatos políticos cometidos entre el 16
de septiembre de 1980 y el 15 de septiembre de 1981.De esos 6.909, según el memorando,
se creía que 922 habían sido «cometidos por las fuerzas de seguridad», 952 por
«terroristas de izquierdas», 136 «terroristas de derechas» y 4.889 por los famosos
«asaltantes conocidos» de los que hablaban siempre aquellos periódicos de San
Salvador que se seguían publicando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario