Mauricio o las elecciones primarias, Eduardo Mendoza, p. 9
Según los teólogos, los ángeles
no son eternos. Sólo Dios es eterno, y Él creó los ángeles en un momento de la
eternidad, anterior a la existencia del tiempo. En consecuencia, y aunque de
hecho los ángeles son inmortales, nada garantiza que hayan de existir
eternamente, salvo la voluntad de Dios. En cualquier momento Dios podría
eliminar a uno, o a varios, o a todos, con causa o sin ella. Los teólogos
afirman que tal cosa es improbable y que no ha ocurrido nunca. Sólo una leyenda
poco fiable, seguramente derivada de un error de traducción, refiere el caso
excepcional de Rahab. Rahab era el ángel tutelar de Egipto cuando el pueblo
judío, guiado por Moisés, emprendió el éxodo hacia la Tierra Prometida. Aun
sabiendo que Jehová estaba aliado de Moisés y del pueblo elegido y que, por
consiguiente, llevaba todas las de perder, Rahab se negó a abandonar a quienes habían
sido confiados a su protección, y en el desastroso episodio del Mar Rojo,
pereció en el ejército del Faraón.
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