EL AÑO CERO
Si me preguntan m qué año nacl, yo contesto. Porque doy por descontado
mentir¡ no se espera que las mujeres digan la verdad. Ni tampoco los jóvenes, a
menos que ostenten el privilegio de su edad para sacar provecho del mismo. A la
juventud se le perdonan de buena gana el
error, la presunción y la valentia. Y yo detesto el determinismo de la
biologla. Quien me pregunta, además, tampoco sabe que considero cada año de mi vida un
milagro, y que presumo de ello. Pero contesto a mi manera.
Naci en e l año del caballo, digo. Según el horóscopo chino,
lo nacidos bajo el signo del caballo son rebeldes que no soportan las imposiciones,
hablan mucho y no timen el sentido del tiempo.
Les gusta viajar, la crin al viento. Yo también tengo crin, y también el carácter
imprevisible y la impaciencia equina, y todo lo demás. Pero me gustarla poseer
la genial estupidez del caballo de carreras, sobre la que mi abuela fabula, la
capacidad irresistible de apuntar hacia la meta.
Otras veces digo: nacl en el año de la unión monetaria.
Porque me siento ciudadana de este viejo continente, aunque abriera los ojos en
otra parte del mundo. Es el año en que se hizo realidad un sueño que siempre
habla parecido una utopia de locos hasta poco tiempo antes. Y además me siento
nueva, como Europa, y llamada a construir un mundo diferente al que me ha
precedido.
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