Uno de mis cuentos preferidos es Syllabus, breve narración de JB en la que se observan ciertas conexiones fortuitas con el paradigmático Bartebly, el escribiente, de HM. […] Este cuento de Benet lo leí algunos años antes que Bartebly, el escribiente, de modo que cuando llegué al relato de Melvilla no quedé tan sorprendido –como les ocurriera a tantos otros lectores- por la conducta del empleado huidizo que, a cualquier orden de su jefe, respondía que “preferiría no hacerlo”. […] El despreciativo e impasible joven rubicundo de JB y el escribiente Bartebly me siguen pareciendo hoy (por decirlo con palabras de Agamben) “figuras extremas de la nada”. […] El personaje de Bartebly, por su parte (al igual que el alumno díscolo de Syllabus) es alguien que no parece simpatizar demasiado con la novela ortodoxa. Como ha señalado José Luis Pardo, el propio personaje de Bartebly es una objeción contra la novela misma, pues es la historia de alguien que ha muerto tan pobre que no ha dejado nada: “Melvilla prefiere no escribir una novela cuyo narrador prefiere no hacer literatura acerca de un escribiente que prefiere no escribir”
Enrique Vila-Matas: Y Pasavento ya no estaba, p.37 ss.
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