Al día siguiente tenían una descomunal resaca de anís y se hallaban enzarzados en torno al carácter diabólico y resuletamente masón de El Oro del Rhin, cuando inesperadamente recibieron la visita del escritor Eugenio Montes, que en aquellos días se encontraba en Barcelona para dar una conferencia en el Ateneo. Iba acompaado de Julio Tejada, jefe provincial del Movimiento. Los dos tenían prisa por ver al desmemoriado y comprobar si era o no el profesor Bruch, su antiguo amigo y contertulio, desaparecido en la División Azul.
Impostura, p. 56
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