Transbordo en Moscú, Eduardo Mendoza, p. 104
-Eso no es verdad: para la
riqueza no hay límite, pero el que no tiene nada ya no puede ser más pobre. Lo
que sí ocurrirá es que desaparecerá la dase media, y como los analistas
pertenecéis a la clase media, veis el fenómeno como si fuera el fin del mundo.
Y eso tampoco es cierto. Si desaparece la clase media es porque se lo merece.
Es una clase despreciable, si es que se puede considerar una clase. Jamás ha
actuado como tal. Es un grupo individualista, egoísta y cobarde. Desprecia al
proletario y se burla de su vulgaridad, porque se cree refinado, cuando sólo es
una parodia de los ricos. La clase alta tiene el poder; la clase obrera tiene
la fuerza y tiene capacidad de organización y de sacrificio. Pero la clase
media, ¿qué cualidades puede mostrar? Es una medianía plañidera y servil,
cumplidora de la ley, fiel a los preceptos de la Iglesia, leal al que manda,
respetuosa de la jerarquía hasta la abyección. Fue creada por la clase
dominante cuando el pueblo se puso farruco, como un señuelo para engatusar a
los pobres: pórtate bien, trabaja duro y pasarás de ser un desgraciado a ser un
desgraciado de clase media, podrás empeñarte hasta las cejas para enviar a tus
hijos a una buena escuela, comprarte un coche malo y una segunda residencia en
un lugar horrible. La clase media se creó para que consumiera lo que fabricaba
la clase obrera y votara a los conservadores. Desengáñate, Anamari: la clase
media es el colonialismo en casa.
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