ENTRANDO Y SALIENDO
A pesar de las predicciones
entusiastas de que las innovaciones tecnológicas abrirán paso a los úteros
artificiales y a la vida eterna, sigue siendo cierto que todos los seres
humanos nacemos del cuerpo de nuestra madre y morimos. Nadie escoge nacer, y
aunque algunas personas deciden morir, muchas preferiríamos no hacerlo. Los principios
y los finales, la vida y la muerte, no son conceptos simples. Determinar cuándo
empieza la “Vida” es desde hace mucho una cuestión filosófica, así como el objeto
de un debate político enardecido. También hay confusión acerca de qué define la
“muerte”, aunque, en cuanto un cadáver empieza a pudrirse, se desvanecen todas las
dudas. Todos los mamíferos se originan en un espacio materno. Aun así, este
hecho evidente, que un feto, algo que hemos sido todas las personas, se
encuentre conectado físicamente a su madre y no pueda sobrevivir sin ella, ha
desempeñado un papel relativamente pequeño en la corriente dominante del
pensamiento filosófico y científico en torno a qué somos los seres humanos.
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