Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

MESSIAEN


Orfeo, Richard Powers, p. 128 

Los alemanes pretenden enviar a Pasquier a las canteras de Strzegom. Pero uno de los administradores del campo reconoce al chelista del famoso Trío Pasquier y le conmuta la pena. Los otros músicos también consiguen algo más de comida y una ligera disminución de trabajo. La guerra es la guerra, pero, para los alemanes, la música es la música.

Uno de los capitanes del campo, Kari-Aibert Brüll, le pasa a Messiaen un poco de pan de vez en cuando. Hauptmann Brüll consigue papel pautado sin usar: páginas con pentagramas prístinos rescatados del caos de la guerra. Le da las hojas a Messiaen junto con lápices y gomas. Quién sabe por qué razón: culpa, compasión, curiosidad. El caso es que quiere oír la música recién nacida del enemigo. Quiere saber qué tipo de sonidos puede traerle un hombre como Messiaen a un lugar tan maldito como ese.

Brüll exime a Messiaen de todas sus tareas y lo sitúa en un lugar donde puede estar solo. Coloca a un guarda en la entrada del barracón para evitar interrupciones. Y Messiaen, que pensaba que no volvería a componer jamás, regresa con sigilo al hechizo de los sonidos estructurados. No necesita otra cosa, solo notas que conforman, una a una, un conjunto  oscuro. A medida que el verano muere y el otoño lo sigue hacia la extinción, algo empieza a llenar las páginas vacías: un cuarteto desde más allá de todas las estaciones.

Los sonidos se arremolinan desde fuera de los sueños desnutridos de Messiaen. Habla de la caída de Francia, del triunfo nazi, del horror de la existencia en el campo. Una visión de ocho partes toma forma, un destello del apocalipsis para violín, clarinete, chelo y piano liberado de las ataduras del compás y lleno de arcoíris.

Messiaen reelabora de memoria dos piezas que escribió en otra vida, antes de la guerra, y les añade sonidos de un futuro rememorado. Allí, en ese campo, en medio de una Europa  devastada, las notas brotan de su interior como la criatura de luz revelada a Juan:

Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arcoíris sobre la cabeza; y su rostro era como el sol [ ... ].Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano al cielo[ ... ] y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que .creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más[ ... ].


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