Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EMMA BOVARY


Imaginar el mundo, p. 77

M. P.: Quisiera volver sobre madame Bovary, que como personaje era una mujer frívola, vana, irresponsable, voluble ...

M. V. L.: ¡No! ¡Protesto! ¡Mentira! ¡Calumnias!

M. P.: ¿Por qué tiene tanto magnetismo ese personaje?

M. V. L.: ¡Calumnias infames de los críticos! ¡No es verdad! Perdón, voy a hacer mi defensa de madame Bovary. Era una muchachita que leía novelas rosas, y creía que la vida era como la pintaban las novelas. Y su tragedia fue que quiso convertir esa ficción en realidad. Como el Quijote, que leía novelas de caballería y creía que la vida era como la pintaban las novelas de caballería, y salió de su casa a convertir en realidad la ficción de las novelas de caballería. Eso es lo que hace madame Bovary. Ella quiere que la vida sea pasiones extraordinarias que hacen vivir grandes aventuras, que la vida sea el placer de la elegancia, del derroche, de la sensualidad; el placer del exceso sentimental, de la pasión, y eso es lo que quiere materializar con las cosas que hace. Y ¿qué encuentra a su alrededor? Mediocres, pobres diablos incapaces de vivir a la altura de la sensibilidad, de la imaginación educada en ella por la ficción. Ese es el maravilloso simbolismo de madame Bovary. Es lo que hace que Madame Bovary no sea una novelita realista, sino una novela que expresa un elemento fundamental de la condición humana: la incapacidad de nosotros, seres humanos, de aceptar la realidad tal como es, la necesidad tan profunda de vivir de otra manera,, de no tener esa única vida que tenemos, que es por lo que leemos novelas, por lo que leemos ficciones. Y a lo largo de la historia ha habido gentes como el Quijote, como madame Bovary, que han querido hacer realidad de la ficción. Y el mundo ha cambiado, el mundo ha progresado. Hemos salido de las cavernas y hemos  llegado a conquistar el espacio y llegar a la Luna gracias a esos locos insensatos. Madame Bovary no era frívola. Era una gran soñadora, una gran rebelde, era una mujer extraordinaria y admirable.

J. B.: Mario lleva enamorado de Emma Bovary unos cuarenta o cincuenta años.

M. V L.: Es cierto, absolutamente. La pura verdad.


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