El mundo tal como lo conocí, B. Duffy, p. 458
El libro se publicó a pesar de
todo, primero en alemán en 1921 y al año siguiente en una traducción inglesa
que apareció con el título latino sugerido por Moore: Tractatus
Logico-Philosophicus.
Moore conocía sólo los hechos más
esquemáticos de lo que había sucedido a partir de entonces. Después de haber
donado su fortuna y renunciado a la filosofía, Wittgenstein desapareció, yéndose como maestro de escuela a
una pequeña aldea austríaca llamada Trattenbach. Un joven y brillante protégé
de Moore, llamado Frank Ramsey, quien de hecho había ayudado a traducir el
libro de Wittgenstein, viajó a Trattenbach en 1923, con la esperanza de que
Wittgenstein le resolviera algunos problemas que le planteaba el libro. Por lo
que sabía Moore; Ramsey era el único hombre de Cambridge que vio a Wittgenstein
durante el llamado período perdido, y al parecer no fue una visión optimista.
Después de la guerra, Austria estaba en malas condiciones y al parecer
Wittgenstein también. Ramsey dijo a Moore que la aldea era un lugar pobre y espantoso.
Lo peor era que existían tensiones entre Wittgenstein y los aldeanos. Ramsey no
podía comprender por qué Wittgenstein se quedaba allí... Ramsey habló de
«suicidio intelectua”. Wittgenstein le dijo un día a Ramsey, con mucho
misterio, que había padecido una dolorosa pero necesaria operación en su
carácter. Dijo que había sido una especie de cirugía, una cirugía de tipo
radical... se le habían amputado ciertos miembros. Pero afirmaba que estaba mejor
así, aunque evidentemente se encontraba disminuido y debilitado. Dijo a Ramsey
que no abrigaba ilusiones sobre sí mismo o su talento. Ese tipo de trabajo
lógico sólo se podía hacer durante seis u ocho años antes de quedar destrozado,
al menos en el caso de un talento incierto y poco original como el suyo.
Wittgenstein se apresuró a añadir que no se trataba de una gran pérdida para la
filosofía. De hecho, había dicho, no había pérdida alguna. Después de haber
expresado todo lo que quería decir respecto a la filosofía, se había vuelto
hacia el mundo de la infancia, sintiendo que era mejor subsistir como un
espíritu benigno entre los niños que como un fantasma entre los hombres.
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