De Compro oro, de Isaac Rosa, p. 12-13
ESCRIBIR UN NOSOTROS PARA QUE NO
NOS LO ESCRIBAN ELLOS
Vivimos rodeados de ficciones.
Diría más: asediados por ficciones. Por representaciones ficticias de la
realidad. No me refiero a novelas. Ni cuentos. Ni siquiera series de
televisión. Sino esas otras narrativas que hoy detentan la hegemonía de la
ficción: la política. La economía. El periodismo de los grandes medios. ¿Qué
otra cosa ofrecen todos ellos, sino ficciones? Y por supuesto la publicidad,
como síntesis y modelo de las tres anteriores. ¿Te gusta conducir?
Las versiones oficiales hace
tiempo que son ficciones. Relatos. El triunfo del storytelling de marras, el
arte de contar historias, válido en todo lugar y hora. Narraciones que poseen
todo lo que debe tener un buen relato para ser eficaz, para persuadir, para
imponerse: personajes, cronología, intriga, nudos, conflicto, desenlace,
estructura, ritmo, estilo. Héroes, villanos, incertidumbre. Final feliz, a
veces. Final abierto otras: continuará. No se vayan todavía, aún hay más. La conexión
emocional y la seducción irresistible propias del pensamiento narrativo y que
tan bien conocen los vendedores de cuentos de este tiempo.
La crisis, por supuesto. La
versión oficial, dominante, institucional, consensual de esto que llaman crisis
es otra ficción, una gran ficción, con una base narrativa impecable. La ficcionalización empieza por el propio manejo
del tiempo, su linealidad y su acotación: que tenga un comienzo y un final. La
crisis, nos cuentan, empezó exactamente el 15 de septiembre de 2008, día de la
caída de Lehmann Brothers. Podrían precisar la hora, para así conseguir un
arranque tópico de mala novela: "La marquesa salió a las cinco de la
tarde". "La crisis comenzó a las cinco de la tarde". La trampa
está ya en la propia cronología: en nuestro cerebro de consumidores de relatos
damos por cierto que si hay un comienzo tiene que haber un final. con su fecha
y hora. Que la crisis terminará el 23 de abril de 2015, o el 18 de septiembre de
2017, o el 30 de febrero de 2022. A las cinco de la tarde.
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