De Ensayos & Discursos, de
WF, p. 265
Algunos de nosotros no sabemos
que esto es por lo que estamos escribiendo. Algunos lo sabremos y lo negaremos,
por miedo a ser acusados y auto-recluidos y condenados por sentimentalismo, algo
con lo que por alguna razón hoy en día la gente está avergonzada de ser
corrompida; algunos de nosotros parece que tenemos curiosas ideas acerca de
dónde está localizado el corazón, confundiéndolo
con otras glándulas, órganos y actividades más bajas. Pero todos escribimos con
este único propósito. Esto no significa que estemos intentando cambiar al
hombre, mejorarle, aunque ésta es la esperanza -quizá incluso la intención- de
algunos de nosotros. Al contrario, analizados a fondo, esta esperanza y este
deseo de elevar el corazón del hombre son completamente egoístas, completamente
personales. Él elevaría el corazón del hombre para su propio beneficio porque
de esta forma él puede decir No a la muerte. Está diciendo No a la muerte para
sí mismo por medio de los corazones que espera haber elevado, o incluso por medio de las
meras glándulas inferiores que ha perturbado hasta el punto en el que pueden
decir No a la muerte por su cuenta al saber, al ser conscientes, al haberles
dicho y haberlo creído: «Al menos no somos vegetales porque los corazones y las
glándulas capaces de formar parte de esta emoción no son las de los vegetales,
y perdurarán, deben perdurar».
Así que quien, desde el
aislamiento de la fría e impersonal letra, pueda engendrar esta emoción, él
mismo formará parte de la inmortalidad que ha engendrado. Algún día él ya no
será más, entonces eso no importará, porque aislado e invulnerable en la fria
letra permanece lo que es capaz de engendrar todavía la vieja e inmortal
emoción en los corazones y en las glándulas cuyos propietarios y custodios
están a generaciones incluso del aire que ha respirado y en el que se ha
angustiado; si fue capaz una vez, sube que será capaz y potente aun mucho
después de que sólo quede de él un nombre muerto y que se desvanece.
Nueva York
Noviembre, 1953
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