Los griegos antiguos, Edith Hall, p. 215
Entonces, ¿por qué Platón sigue
siendo tan importante? En primer lugar, porque sus diálogos están ambientados
en el mundo esotérico de las conversaciones de élite que se mantenían en casas
particulares, en general de familias privilegiadas, en una época en que la
democracia se situaba a la defensiva. En segundo lugar, porque pintan un
retrato fascinante de las figuras intelectuales más destacadas, incluido
Protágoras, cuyas palabras, de no ser por Platón, se habrían perdido para
siempre. En tercer lugar, porque fue un escritor brillante e innovador con una
obra que es rodo un tour de force, aun cuando al lector le interese poco la
filosofía. Cabe señalar una vez más vez que, aunque Platón a veces reciclaba
ideas ya elaboradas, sus hermosos textos han aportado a nuestra imaginación
colectiva algunos de los elementos más exquisitos. Timeo y Critias nos han dejado
la Atlántida, la legendaria ciudad perdida de Poseidón, con todos sus fantasmas
hundidos en las profundidades, cerca de las Columnas de Hércules. En Fedro nos
da la imagen del alma en forma de un auriga que trata de guiar a sus dos
caballos alados hacia el pensamiento racional mientras una de las bestias se
resiste a todo control. La República nos ofrece la alegoría de la «caverna
tenebrosa» para explicarnos lo difícil que le resulta al ser humano entender el
mundo que lo rodea. Las limitaciones de la percepción sensorial son tan grandes
que podríamos considerarnos prisioneros encadenados en una caverna, capaces de
ver solo las sombras que el fuego que tenemos detrás proyecta en una pared
vacía, en lugar de percibirnos como los seres que producen esas sombras. Así y
todo, el legado más importante de Platón es el razonamiento filosófico que
compone en forma de diálogo con final abierto y que obliga a los lectores a
reaccionar, a estar de acuerdo o no con Sócrates y a pensar detenidamente por
sí mismos. Los textos platónicos demuestran que, en la práctica, el pensamiento
y la discusión son un proceso dialéctico: personas en desacuerdo pueden llegar
a comprender sus respectivas posturas si dialogan y no se niegan a hablar. El
diálogo socrático, tal como lo registra el ateniense Platón, ha ejercido una
influencia incalculable, no solo en los métodos de enseñanza, sino también en
la teoría y la práctica de la democracia.
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