Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

ICARIA


Hacia la estación de Finlandia, E Wilson, p. 146

La historia de los icarianos es más larga. Étienne Cabet, hijo de un tonelero, pudo, gracias a la Revolución francesa, abrirse camino como abogado y como político. Su lealtad a los principios revolucionarios lo convirtió en una persona muy visible y extremadamente incómoda tanto para la Restauración borbónica como para Luis Felipe. Destinado a los cargos más apartados, perseguido por su actitud de oposición dentro de la Cámara y colocado finalmente en la alternativa de elegir entre la cárcel o el exilio, se vio empujado cada vez más hacia la extrema izquierda, representada todavía por el viejo Buonarotti, descendiente de Miguel Ángel y antiguo compañero de armas de Babeuf. Durante su exilio en Inglaterra, Cabet escribió una novela, Voyage en Icarie, que describía la utopía de una isla comunista con impuesto progresivo sobre la renta, abolición del derecho de herencia, reglamentación estatal de los salarios, talleres nacionales, educación pública, control eugenésico del matrimonio y un solo periódico controlado por el Gobierno.

El efecto de esta novela sobre la clase trabajadora francesa durante el reinado de Luis Felipe fue tan grande que hacia 1847 Cabet contaba con un número de partidarios que se estin1aba entre doscientos mil y cuatrocientos mil. Estos discípulos estaban ansiosos de poner en práctica el icarianismo; y Cabet publicó un manifiesto: Allons en Icarie. Icaria tenía que ser buscada en América: Cabet estaba convencido de que ni siquiera una revolución general podía solucionar los problemas europeos. Robert Owen le recomendó el estado de Texas, ingresado recientemente en la Unión y de población escasa. Cabet firmó un contrato con una compañía americana para la compra de un millón de acres. Cuando el primer contingente de sesenta y nueve icarianos firmaron en el muelle del Havre, momentos antes de embarcar, los «contratos sociales» por los cuales se obligaban a mantener un régimen comunista, Cabet declaró que «ante tales hombres de vanguardia» no podía «dudar de la regeneración de la raza humana». Pero cuando los icarianos llegaron a Nueva Orleans, en marzo de 1848, descubrieron que habían sido estafados por los americanos: las tierras, en lugar de encontrarse a orillas del río Rojo, se hallaban a cuatrocientos cincuenta kilómetros de sus márgenes, hacia el interior del país, en medio de zonas inexploradas. De añadidura, solo tenían derecho a ocupar diez mil acres, que además se encontraban desperdigados, en lugar de estar concentrados en un solo lote. Llegaron, sin embargo, a su destino en carros de bueyes. Todos cayeron enfermos de paludismo, y el médico se volvió loco.

Cabet y otros emigrantes se les unieron más tarde. Después de terribles esfuerzos y sufrimientos consiguieron establecerse en Nauvoo (Illinois), abandonada recientemente por los mormones (quienes, durante su estancia en Utah y hasta la muerte de Brigham Young, constituyeron un ejemplo de comunidad cooperativa próspera).


No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia