La ceniza de la vida, Josep Pla, p. 513
Una aventura en el Canal
Entre los papeles de mi difunto
amigo Santaniol he encontrado las notas que siguen, interesantes a mi juicio.
Por parte de su familia Santaniol recibió una educación destinada a que entrase
en la carrera diplomática. El objetivo se cumplió, pero el temperamento de mi amigo
sufrió muchísimo. No le hizo nunca ilusión ni la burocracia, ni el despacho. En
la Universidad, sus amigos opinábamos que era un amante de las letras. La
palabra lletraferit es una de las que producen más angustia de toda la lengua
catalana. Considerar que un amante de las letras es en cierta manera un herido,
implica un fondo de barbarie primigenia y popular, delirante. Esto no quiere
decir que sea el pueblo quien haya inventado la palabra. La palabra fue inventada
por la fuerza ciclópea de los que han entorpecido la existencia, en este país,
de una cultura propiamente civil, absolutamente profana. En el despectivo dramatismo
de la palabra han colaborado el pueblo, las familias. Y así han ido las cosas,
y así continúan yendo.
Santaniol escribió mucho. Todo lo
que fue observando a lo largo de su corta vida trató de dibujarlo, o al menos
de hacer pequeños croquis animados. En esa tarea puso más curiosidad y ardor
que en su carrera de funcionario. Murió prematuramente, siendo cónsul en una
población de Europa central. Las notas a que he hecho referencia vienen a
continuación:
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