El señor Wilder y yo, Jonathan Coe, p. 234
-Me encantó. Taxi Driver ... no
tanto.
-Sí, la he visto. El señor
Scorsese es un tipo muy serio, un tío con talento. Es uno de los chicos de esa
panda de la barba de la que ya hemos hablado, ¿sabes? Me pareció una gran
película en muchos sentidos. Pero es un poco demasiado. Demasiado violenta para
mí. Demasiado deprimente. Pero eso es lo que se lleva ahora. No has hecho una
película seria a no ser que los espectadores salgan del cine sintiendo que les
apetece suicidarse. Y no es solo una cosa de Estados Unidos, de hecho los europeos
todavía son peores. Este chico alemán, Fassbinder, me han contado que pronto va
a ir a los estudios de Bavaria a rodar una película titulada Desesperación. En
serio, se titula así. Creo que está basada en una historia de Nabokov o algún
tipo de esos. Y algo me dice que no va a ser una comedia. Así que imagínate ...
Esta es la situación que me estoy oliendo cuando estrenen la película en un año
o dos. Imagínate a una familia de Düsseldorf. El marido está desanimado, llega
a casa y se encuentra con una carta de Hacienda. O paga 11.000 marcos o lo
meten en la cárcel. La mujer le dice al marido: «Oye, me he enamorado del
dentista y te voy a dejar.» Al hijo lo han detenido porque pertenece a una
organización clandestina. A la hija la han dejado preñada y tiene sífilis. Y
entonces alguien va a verles y les dice: «Oye, sé que habéis tenido un día muy
malo, pero vamos a animarnos un poco. Vamos a ver Desesperación de Fassbinder».
-Me reí un montón cuando puso ese ejemplo, y él no pudo evitar devolverme la sonrisa,
porque siempre le ponía contento que a la gente le gustasen sus chistes-. ¿Lo
ves? Eso no va a pasar, ¿verdad? No es lo que quiere la gente cuando va al
cine. Sé que esta película, la que estoy haciendo ahora, es una de mis
películas más serias, claro (quiero que sea seria, que sea triste), pero eso no
significa que cuando el público salga del cine sienta que le has estado
metiendo la cabeza en el váter las últimas dos horas, ¿entiendes? Les tienes
que dar algo más, algo un poco más elegante, un poco más bonito. La vida es
horrible. Eso lo sabemos todos. No te hace falta ir al cine para darte cuenta
de que es horrible. Vas porque durante un par de horas le darán a tu vida un
poco de chispa, ya sea por el humor o las risas, o aunque solo sea ... , no sé,
por unos trajes bonitos o unos actores guapos o algo; una chispa que no tenía
antes. Un poco de alegría, supongo.
Cogió la aceituna del martini y
la comió directamente del palillo, masticándola poco a poco, disfrutando el sabor.
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