The Ants, la monografía que publicamos en 1990, fue un éxito de crítica y, para nuestra sorpresa, obtuvo un amplio éxito de público. Pero es un libro técnico, dirigido básicamente a otros biólogos, así como una enciclopedia y un vademécum de mirmecología, el estudio científico de las hormigas. Y puesto que su objetivo principal es una cobertura exhaustiva, es de un tamaño considerable: contiene 732 páginas de tablas, ilustraciones y texto a doble columna, y el libro de tapas duras mide 26 x 31 centímetros y pesa 3,4 kilogramos. The Ants, en suma, no es un libro para comprar casualmente y leerse de cabo a rabo. Ni intenta transmitir de una manera directa la aventura de la investigación de estos insectos sorprendentes.
Viaje a las hormigas condensa lo
mejor de la mirmecología en una extensión más manejable, con un lenguaje menos
técnico y con un sesgo, admitido e inevitable, hacia aquellos temas y especies sobre
los que hemos trabajado personalmente. Cuando es preciso utilizar términos
especiales debido a la naturaleza especializada del tema, los definimos allí
mismo.
Nuestro enfoque es temático al
principio, para abrirse paso cada vez más hacia la historia natural. Empezamos
con una explicación de por qué las hormigas han tenido un éxito tan
sorprendente. La razón, aducimos, es el poder abrumador y rápidamente aplicado
que surge de la cooperación de los miembros de la colonia. La acción combinada
a este nivel de eficiencia es posible
por el desarrollo avanzado de la comunicación química: la liberación de una
mezcolanza de sustancias desde diferentes partes del cuerpo que son probadas y
olfateadas por las compañeras de hormiguero y que evocan en ellas, según sean
las sustancias liberadas y la circunstancia del momento, respectivamente
alarma, atracción, cuidados, ofrecimiento de comida y otras muchas actividades.
Las hormigas, como los seres humanos, para decirlo en pocas palabras, tienen
éxito porque hablan muy bien.
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