Valle inquietante, Anna Wiener, p. 268
Nuestros compañeros que
trabajaban a distancia no estaban contentos. A menudo comentaban que se sentían
ciudadanos de segunda. A medida que la empresa se volvía más corporativa, su política
había pasado de promover el trabajo a distancia a simplemente aceptarlo. El tecnoutopismo de los inicios de
la startup no estaba yendo a más, aunque no porque nadie lo intentara.
En una discusión interna, una parte
de los empleados a distancia hicieron campaña para obtener prestaciones
adicionales. En la sede de San Francisco se suministraban comida y bebida gratis,
señaló una mujer que se identificaba como nómada digital; lo justo sería que
los empleados a distancia recibieran una asignación para aperitivos y bebida.
«Trabajo en un café», escribió la mujer. «Para estar allí tengo que consumir
algo, y ni siquiera bebo café.,
La sede central también tenía
servicio de limpieza, señaló alguien. “No le diría que no a una asignación para
pagar a alguien que viniera a limpiar», añadió, por si acaso no estaba claro. “No
iría mal un pequeño presupuesto anual para remodelar las oficinas que tenemos
en casa», escribió un programador. Enumeró los elementos que no podrían
incluirse como gastos: plantas de oficina, minineveras, cuadros y otros
elementos decorativos, reparación de mobiliario.
“Los vuelos de más de cuatro
horas se podrían hacer en business”, posteó un comercial. “Representaría mejor
a la empresa en mi trabajo si pudiera echar una siesta durante el vuelo.»
Equipamiento para hacer gimnasia
en casa, dijo otra persona. Una bici de carretera o un buen par de zapatillas
de correr; una tabla de surf o unos esquís. «Podríamos apuntarnos a una de esas
suscripciones a cajas de cosas para picar”, sugirió un representante de
atención al cliente cuyas modestas aspiraciones me conmovieron.
«Me gustaría que las asignaciones
para fitness fueran más flexibles», escribió otro programador. «No me siento
cómodo en los gimnasios, de modo que mi principal fuente de ejercicio es el
paintball. Estaría bien poder usar las asignaciones para pagar el equipamiento
y la pintura.»
Mi compañero programador me mandó
un enlace al hilo de comentarios. «Es justo de esto de lo que te estaba hablando»,
me escribió. «Lee esto y dime que todavía quieres darle algún tipo de poder a
esta gente.»
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