Mantra, Rodrigo Fresán, p. 248-249
Otra vez, desde un punto de vista
lombrosiano, Paris puede parecer una cortesana de boulevards, Viena una
decadente suicida profesional y New York un estricto asesino serial.
¿Qué es Ciudad de México,
Maria-Marie?
Ciudad de México -conformada por
nombres de barrios como Ciudad Satélite y Terminal Progreso- es un mesías
apocalíptico, María-Marie, y yo estoy aquí, lo comprendo ahora, para contar su
gloria y su furia con la dedicación de una de sus múltiples y humildes
víctimas.
Mirar un mapa desde afuera es
mirarlo todo y, al mismo tiempo, mirarse a uno ahí adentro. Y uno es siempre
diferente, único, cambiante, siempre virgen y desconocido. Hay mapas para todo
menos, por suerte, para mirarse mirando un mapa.
D.F. (Utopía)
Hernán Cortés mira un mapa.
Hernán Cortés conquista, construye una primera ciudad española sobre las ruinas
de la última ciudad azteca y es removido de su cargo por la Corona. Cortés es
un hombre complicado y mejor enviar a alguien con sentido humanista de las
cosas. El virrey Antonio de Mendoza llega a Ciudad de México en 1535 y encuentra
«grandes errores en la construcción de monasterios y edificios públicos” y
ningún tipo de política urbanística a seguir. Mendoza decide unir fuerzas con
los frailes de los monasterios de San Francisco y San Agustín para crear una
metrópoli donde comulguen, armoniosos, los ideales cristianos con los fulgores
renacentistas. Se traza un plano compuesto por rectángulos que recuerdan
glorias romanas y orden militar. 1537 es el año del primer boom arquitectónico
mexicano-español: iglesias y conventos para alabar a un dios único y sin falsas
escuadras. Enseguida, una universidad por donde circulan por puertas y ventanas
abiertas las ideas más modernas de Europa junto a las antiguas cosmogonías del
México antiguo. Fray Bernardino de Sahagún toma nota, escribe todo lo que oye y
describe todo lo que ve. El profesor Francisco Cervantes de Salazar, amigo
íntimo y colaborador del virrey Mendoza, inicia la escritura de una serie de
«diálogos» con el objetivo de enseñar el arte de la retórica teniendo como
telón de fondo la construcción vertiginosa de la «ciudad de los palacios».
En cualquier caso, este afan
utópico duró poco. Mendoza es trasladado al Perú para morir en 1551, el
emperador Carlos V decide volverse invisible en los sótanos del monasterio de
Yuste, y en 1556 surge un movimiento de insurrección entre los hijos y los
nietos de los primeros conquistadores que promueve la independencia mexicana de
España. Le ofrecen la corona a Martín, el hijo de Hernán Cortés, quien se lo
piensa demasiado y pierde la oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario