En William Faulkner, Ensayos y discursos, p.79
Con motivo de recibir la medalla
de plata de la Academia de Atenas
Atenas, 28 de marzo de 1957
Acepto esta medalla no sólo como
un americano ni como Un escritor sino como uno elegido Por la Academia Griega para representar el
principio de que todo hombre debe ser libre. El espíritu humano no obedece a
las leyes físicas. Cuando el sol de Pericles proyectó la sombra del hombre
civilizado alrededor de la tierra, esa sombra se combó hasta que tocó América.
Así que cuando alguien como yo viene a
Grecia está recorriendo la sombra hacia atrás hasta la fuente de la luz que
proyecta la sombra. Cuando el americano viene a este país regresa a algo que
era familiar. Ha vuelto al hogar. Ha regresado a la cuna del hombre civilizado.
Estoy orgulloso de que el pueblo griego me haya considerado digno de recibir
esta medalla. Será un deber para mí volver a mi país y contar a mi pueblo que
las cualidades de la raza griega (dureza,
bravura, independencia y orgullo) resultan demasiado valiosas para perderse. Es
el deber de todos los hombres ver que no se desvanecen de la tierra.
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