De Un amor de Swan, de Marcel Proust
Excepto cuando le pedía la frase de Vinteuil en vez del Vals de las Rosas, Swann nunca le hacía tocar las cosas que le gustaban a él, y ni en música ni en literatura intentaba corregir su mal gusto. Se daba perfecta cuenta de que no era inteligente. Cuando le decía que a ella le gustaba mucho que le hablaran de los grandes poetas, es porque se imaginaba que inmediatamente iba a oír coplas heroicas y románticas del género de las del vizconde Borelli, pero más emocionantes aún. Le preguntó si Ver Meer de Delft había sufrido por amor a una mujer y si era una mujer la que le había inspirado sus obras; y cuando Swann le confesó que no se lo podía decir, Odette ya perdió todo interés por aquel pintor. Solía decir: «Sí, la poesía, ya lo creo, nada sería más hermoso si fuera de verdad y si los poetas creyeran en todo lo que dicen. Pero algunas veces son más interesados que nadie. Que me lo digan a mí. Tenía yo una amiga que estuvo en relaciones con un poetilla. En sus versos todo se volvía hablar del amor, del cielo y de las estrellas. Pero buen chasco le dio. Se le comió más de trescientos mil francos». Si Swann entonces intentaba enseñarle lo que era la belleza artística y cómo había que admirar los versos o los cuadros, ella, al cabo de un momento, dejaba de atender y decía: «Sí..., pues yo no me lo figuraba así». Y Swann notaba en ella tal decepción, que prefería mentir, decirle que todo aquello no era nada, fruslerías nada más, que no tenía tiempo para abordar lo fundamental, que todavía había otra cosa. Y entonces ella le interrumpía: «Otra cosa? ¿El qué...? Entonces, dímelo»; pero él se guardaba de decirlo porque ya sabía que lo que dijera le había de parecer insignificante y distinto de lo que se esperaba, mucho menos sensacional y conmovedor, y temía Swann que, al perder la ilusión del arte, no perdiera Odette, al mismo tiempo, la ilusión del amor.
3 comentarios:
En estos días estoy leyendo por cuarta vez "A la sombra de las muchachas en flor".
Dr. Tanto Proust al final no sé si será bueno
Pincio
Tienes razón, seguro que a él le resulta indiferente.
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