De La Orden del Finnegans, de Vila-Matas et al., p. 21
De hecho, la historia de la novela ha sido desde sus inicios la historia de una rebelión constante y extrema contra las leyes o costumbres inventadas por la propia novela. Las creaciones nada ortodoxas de Laurence Sterne, Gustave Flaubert, Anna Mut, Carlo Emilio Gadda, Witold Gombrowicz, Samuel Beckett, Georges Perec, Natalie Sarraute, Liz Themerson y William Gaddis, entre tantos otros, crearon leyes atractivas y nuevas para la narrativa, leyes que nacieron ya, sin embargo, proyectadas hacia su inevitable muerte, hacia esa destrucción a la que hasta las propias leyes —orgullosas pero flexibles— supieron desde el primer momento que era a lo único a lo que debían aspirar.
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