De Cuentos y cuentistas, de Harold Bloom, p.223
WILLIAM FAULKNER (1897-1962)
Escribiendo sobre Faulkner hace una docena de años, profeticé algo que ahora se hace necesario perfilar:
Su gran familia la forma un Dickens enloquecido más que un Conrad salvaje, y la horrible saga del clan Snopes, desde el exageradamente competente Flem Snopes al del acertado nombre de Wallstreet Panic Snopes. Flem, como señala David Minter, está libre de toda angustia. Su sitio está en Washington D. C.: ha llegado hasta allí y provee de personal a la Casa Blanca. Y vaya por dónde que también provee de personal a las universidades y pronto lo hará con todo el país en cuanto sus hijos espirituales, los yupis, lleguen a la edad adulta. Ivy League Snopes, Regan Revolution Snopes, Jack Kemp Snopes: las posibilidades son ilimitadas. Sus familias arruinadas y ahogadas por el peso de la tradición son el tributo que Faulkner rinde a su región. Su dan Snopes es el obsequio a su país.
Ahora, en agosto de 1998, un Snope es portavoz de la Cámara de Representantes, otro encabeza el Senado y un Snopes (del partido contrario) es el presidente del Gobierno.
El Congreso esté dividido casi al cincuenta por ciento entre los que son Snopes y los que no. La visión de los Snopes es tan magnífica y omniabarcadora que merece convertirse en nuestra mitología nacional política y económica.
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