De aquella mitad de mi tiempo, de Javier Marías, p. 389
S. F.: Vladimir Nabokov dij o que había escritores que no existían para él: Faulkner era uno de ellos, y también Albert Camus y D. H. Lawrence. ¿Existe algún escritor de talla que tampoco exista para usted?
J. M.: Dostoyevsky no existe para mí. Tampoco Virginia Woolf: sus ensayos son bastante buenos, pero sus novelas no me interesan demasiado. Ni Joyce. Sus cuentos son maravillosos, pero sus novelas son demasiado artificiales, incluso pomposas. 1-le oído a ciertos escritores decir cosas del estilo de: “Cuando leo a Kafka (o a Flaubert, o a Dostoyevsky), me pregunto para qué escribo: es tan bueno, etc., etc.”. Por lo que a mí se refiere, escritores como Kafka son tan herméticos que no se les puede tomar de modelo, mientras que alguien como Shakespeare deja tantos caminos por explorar, tantas cosas apenas anunciadas, tantas imágenes intensas sin explicar.., que le invitan a uno, si no a seguir sus pasos, por lo menos a inspirarse en él. Shakespeare me inspira.
S. F.: ¿Es necesario leer todos sus libros para comprender plenamente su obra?
J. M.: No. En muchos aspectos, mis libros están vjneulados, pero son entidades separadas. Pero no entiendo qué quiere decir con lo de ser «plenamente comprendido». Uno no escribe libros para que lo comprendan, ¿no le parece? No es ésa la razón.
S. E.: ¿Y cuál es, entonces?
J. M.: Nunca he tenido un plan o proyecto literario. No pretendo pintar un fresco de mi época ni nada por el estilo, ni quiero renovar el género novelístico. Ni siquiera me preocupa ser original. Intentar ser original es muy peligroso.
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