Es el tercer día del Ínterin.
Para nosotros, un Ínterin de lo
más largo.
Y nos pasamos el día
preguntándonos: ¿Cuándo volverá el señor U. a la Consola? ¿Están contentos los Untermeyer
(el señor U., la señora U. y el hijo adulto Mike)? En caso de que sí, ¿por qué?
Y en caso de que no, ¿por qué no? ¿Cuándo será la próxima vez que nos pedirán
que Hablemos? ¿De qué y en qué tono?
Nos lo preguntamos con avidez.
Aunque no en voz alta. Porque puede haber una Penalización. Te pueden
Desamarrar ante las miradas inquietas de los demás y llevarte a una Zona de
Penalización. ( Que aquí, en casa de los Untermeyer, es un cobertizo situado en
el jardín.) La Penalización te la pasas sentado a oscuras entre palas. Puedes
hablar. Pero no puedes Hablar. ¿Cómo ibas a poder? Para disfrutar de la euforia
especial del Hablar, hay que estar Amarrado. Al Muro de Hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario