V13 Emmanuel Carrère, p. 225
Pero también lo acusan de haber acompañado
a Abdeslam cuando iba a alquilar coches, lo cual puede tipificarse como ATM,
«asociación terrorista de malhechores»: veinte años. Toda la estrategia de sus abogados, que van
desplegando desde el principio del juicio como quien avanza sus piezas en el
ajedrez, va a consistir en que supriman la T: asociación de malhechores a
secas. No voy a adelantar las alegaciones que formularan Negar y Nogueras el 14
de junio: solo me limito a transcribir lo que me respondió Nogueras, ante un vaso
de vino blanco, cuando le planteé en Les Deux Palais la eterna cuestión del
límite: ¿existe un límite? ¿Causas que te negarías a defender? «Si me preguntas
eso, quiere decir que no has comprendido qué es ser abogado. Yo no defiendo
ninguna causa, pero no rechazo a ningún acusado. Vergès, en cambio, defendía
causas. No solo defendía a Poi Pot o a Carlos, sino también lo que habían
hecho. Estaba de acuerdo con ellos. Nosotros, por poner el ejemplo de los
delitos peor vistos, evidentemente no defendemos la pedofilia o el terrorismo, pero
estamos dispuestos a defender a un pedófilo o a un terrorista. Hay que
defenderlos, es la ley. Claro que a veces me cuesta, por supuesto, es más fácil
defender a un atracador con el que yo podría ir a tomar unas copas cuando salga
que a un tío que se excita viendo vídeos de decapitaciones, pero es esencial
distinguir en re la persona y el acto. Ser abogado es eso: hacer todo lo
posible para que al acusado se le juzgue
con arreglo al derecho y no según las pasiones. Y luego, cuando todo el mundo
le haya dado la espalda, ser el último en tender la mano de nuevo.»
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