Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

TIRESIAS


Demonios íntimos, Rubeert de ventós, p. 40

Y es entonces cuando los aquí y allí comienzan a enredarse y nos sentimos participantes -ya no meros observadores- de la natura naturans, del proceso todavía misterioso por el que las cosas se hacen y se deshacen. Es el puro egoísmo a deux de la cópula transfigurado en niño, en vida autónoma, en materia ajena y enajenada que a través de nosotros produce un nuevo artefacto.

Y eso resulta más exquisito y más misterioso aún que lo de formar una bestia de dos espaldas trabadas con un clavo. Es la alquimia por la que participamos, sin saber cómo, en un proceso milagroso donde la química se sublima en metafísica. Copular resulta así la experiencia ontológica más al alcance de nuestra especie y que nos convierte, como quería Heidegger, en auténticos «pastores del Ser». El amor o el placer pueden ser magníficos pero al fin y al cabo son poco más que el señuelo que la Naturaleza nos pone para que cumplamos nuestro deber de reproducirnos a mort, hasta devolverle el cadáver que aún le debemos. No resulta, pues, sorprendente la envidia masculina de la doble y dilatada experiencia que en este capítulo tienen las mujeres: ¡pobre de él, para quien tantas veces hacer el amor supone simplemente eyacular! Es quizá por eso por lo que el hombre va siempre tan atento y al acecho con lo del sexo: para suplir, al menos en cantidad, lo que en versatilidad jamás tendrá. No le faltaba razón a Hera al cegar a Tiresias cuando éste osó revelar a Zeus el gran secreto: «Las mujeres gozan más que los hombres también en la cópula.» Su veredicto fue terminante, según refiere Apolodoro: «Si el placer genésico tiene diez partes, nueve corresponden a la mujer y una sola queda para el hombre.» ¡Sólo faltaba eso!: ¡sólo faltaba que el secreto se divulgara! Mirad, si no, lo que pasa en muchos lugares, donde al parecer el secreto corrió y donde desde entonces no cejan de obstruir, taponar, cortar, coser y recoser los clítoris o las vaginas, que podrían gozar más de la cuenta.


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