Imaginar el mundo, Vargas Llosa, p. 72
el
suicidio de madame Bovary. Por una extraña razón que seguramente un
psicoanalista podría explicarme ... bueno, tengo un yerno que es psicoanalista,
tal vez un día podría explicármelo: ¿por qué un episodio que es de una tristeza
tan atroz, como lo es el del suicidio de madame Bovary, cuando ella se traga el
arsénico y hay esa descripción verdaderamente estremecedora de lo que ocurre con
la cara, la lengua, la boca de madame Bovary, es un episodio que a mí me saca
de la tristeza, me saca de la desmoralización y me produce una especie de
reconciliación con la vida? N o estoy bromeando, es verdad. En periodos de
enorme depresión en mí vida, he ido a leer el episodio del suicidio de madame
Bovary, y es tanta la perfección, la maestría, la belleza con que está descrito
ese horror que siento como una inyección de entusiasmo y una justificación de
la vida. Siendo así, la vida vale la pena ser vivida, aunque sea para leer la
maestría semejante a la que hay en esas páginas de extraordinaria lucidez,
inteligencia, destreza, intuición, con que ha podido redondear un episodio que,
contado en seco, produce un rechazo, un disgusto, un desagrado de la vida.
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