El colgajo, Philippe lançon, p. 17
Después de que el barco en el que
viajaban haya naufragado, unos hermanos gemelos, Viola y Sebastián, llegan por
separado a una costa desconocida. Ambos creen que el otro ha muerto. Son
huérfanos solitarios, supervivientes. Viola se disfraza de hombre y se hace
llamar Cesado. Se convierte en paje e intermediario amoroso del duque del
lugar, Orsino, del que no tarda en quedarse prendada. Sin embargo, debe
defender la causa de Orsino ante Olivia, que la toma por un hombre y se enamora
de ella. Durante este tiempo, después de varias peripecias, Sebastián llega a
la corte. Olivia lo confunde con su hermana Viola y también se enamora de él.
El amor es el juguete de las apariencias y los géneros, como se dice hoy, sobre
un fondo maquiavélico y puritano encarnado por el intendente de Olivia,
Malvolio. Maquiavélico y puritano, dos atributos que son tal para cual: quien
quiere castigar a los hombres por sus placeres y sentimientos en nombre del
bien que cree defender, en nombre de un dios, se cree con derecho a hacer todo
el mal que esté en sus manos para conseguirlo. Malvolio lo quiere todo, lo toma
todo y al final es víctima de todo. El happy end que nos brinda Shakespeare no
es más que un sueño, todo lo anterior lo desmiente. Todo es magia, todo es absurdo,
todo son sentimientos y vuelcos inesperados. La moraleja la pronuncia un bufón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario