La gallina robada
(Cuento de navidad)
(Cuento de navidad)
"Isabel la Católica, las hostias consagradas, los melones, los rosarios, las indigestiones truculentas, las corridas de toros, los tambores de Calanda y las sardinas del Ampurdán. En resumen: mi vida debe orientarse hacia España y la Familia"
Salvador Dalí decía esto en un día de Navidad de un año hoy muy lejano. Ese día de navidad es el primero del que me acuerdo y tambiçen el que más recuerdo. No por la frase de Dalí especialmente, sino porque ese día nevó en Barcelona. El miserable patio de la casa en la que vivíamos aparecíó nevado, y yo pensé que aquello era lo más normal, que siempre que llegaba el 25 de diciembre nevaba en toda la tierra.
Me acuerdo muy bien de ese día: yo con bufanda dentro de la casa -no teníamos calefación ni estufas- contemplando maravillado la nieve, mientras a mi lado papá escuchaba, en la radio, en una emisora extranjera, el mensaje navideño del pintor Dalí. En la cocina, mi madre, al oir la frase, comenzó a reir, primero muy despacio, para terminar haciéndolo con tanta deseperación que terminó llorando de risa y sus lágrimas parecían imitar los gruesos copos de nieve que emblanquecían nuestro triste patio de la periferia barcelonesa. Yo creo que lloraba de lo felices pero pobres que éramos, porque en esos día en que Dalí quería orientarse hacia españa y la Familia, nosotros éramos pobres de solemnidad.
A mi padre le habían pùesto una multa de una peseta por fumar en el tranvía, y no había podido pagarla y había pasado un día entero en comisaría, hasta que le dejaron marcharse cuendo vieron que era pobre de solemnidad. Eese mismo día, el de esa Nochebuena que iba a preceder a la spalabras de Dalí y a la nieve y a las lágrimas como copos de mi triste
No hay comentarios:
Publicar un comentario