Madrid, 1983, Arturo Lezcano, p. 358
“Eduardo tenía aquella pose que no era más que
eso, si ni había leído Drácula. Una vez llegó a un ensayo con una esvástica. Canut
le dijo que no volviera con eso”. En poco tiempo acabó haciéndose con la guitarra del grupo y
desbancando al propio Berlanga, <<que no tema esa madera de lider,
mientras Eduardo no tenía su cultura, pero hacía canciones corno bofetadas.
Tenía mucho maguetisrno, era un buen performer de canciones de una sola nota, y
lo que tenía, corno Olvido, era mucho espíritu de lider. Se comió con patatas a
Carlos Berlanga y sus inseguridades», añade, en coincidencia con Ana Curra. “Carlos
era un artista, con un sentido del humor muy acentuado, y por su casa familiar
había pasado todo el mundo interesante. En petit comité era muy extravertido,
pero en el escenario no. Era frágil físicamente y eso de ir todos en una
furgoneta corno gallinas no lo soportaba. Musicalmente había una parte en la
que conectábamos, pero Eduardo vio que no cabía ahí y montó su grupo paralelo».
Corno en un reverso oscuro de los
Pegamoides, con Canut (e inicialmente los hermanos de ambos) formó Parálisis
Permanente, casi corno un juego, para cabreo inicial de Alaska y Curra. Pero no
había marcha atrás: debut sonado ( ochenta personas en el Jardín, un local para
cincuenta) y todas las perspectivas para volverse banda de culto en aquel
Madrid. Mientras, los Pegamoides, en los que por cierto seguian militando tanto
Canut corno Benavente, daban la campanada con “Bailando» y la grabación de su
LP Grandes éxitos. Era el célebre verano de 1982, y el grupo de Alaska iba
oscureciendo sus influencias. Después de muchos amagos, es Carlos el que termina
pegando el portazo a Pegamoides para montar Dinararna, al que se sumará pronto
Nacho y, finalmente, Alaska. Así le queda via libre a Eduardo con Parálisis,
que edita un single compartido junto a Gabinete Caligari. Todo sucede rapidísimo.
El culmen de la historia paralítica, con su última formación, ocupa apenas unas semanas, las que
van de la presentación de El acto, a finales del 82, hasta la muerte de Eduardo
poco después. Por sus formas de estrella al frente, los más sarcásticos le
llamaban Parálisis Benavente. Pero el grupo iba disparado, corno se demostró a
finales de marzo en Rock-Oia, entre las sogas del escenario y la entrega del público,
con Alaska en primerísima fila. El hit “Autosuficiencia” se encumbraba corno
himno repentino de la generación individualista y pendón de los nuevos tiempos
de la movida. Se habían hecho mayores. Así se vio, también estéticamente, en su
actuación de La edad de oro.
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