Los últimos pianos de Siberia, S.Roberts, p. 245
El Teatro Académico de Ópera y
Ballet Estatal de Novosibirsk, que abrió oficialmente el12 de mayo de 1945,
ofrecía otra faceta de significación heroica: era donde los tesoros culturales de
la Unión Soviética -incluidos los
instrumentos musicales- permanecieron en custodía durante la arremetida nazi. Se
utilizó para el almacenamiento de algunas de las obras de arte en posesión de
Rusia, traídas tanto desde la galería Tretiakov de Moscú como del palacio
Pávlovsk de Leningrado y el Museo Estatal del Hermitage.
El embalaje se hizo a toda
prisa.419 Desde la Tretiakov se enviaron unas tres mil piezas, incluidos los
instrumentos de cuerda reunidos con tanto entusiasmo tras las Revolución de Octubre.
Los lienzos de mayor tamaño se transportaron en rollos -incluido el famoso
cuadro decimonónico de Vasili Súrikov que representa a la boyarda Morózova,
famosa Vieja Creyente y mártir religiosa, encadenada a un trineo para llevarla al
destierro. La colección se cargó luego en vagones de ferrocarril con destino a
Siberia, seguida por otras dos mil obras y cincuenta empleados de los museos
con sus familias.
La rapidez con que los nazis
cerraron el asedio hizo que la evacuación de las obras de arte de Leningrado
fuera aún más frenética. Cuando se acercaron lo suficiente, la artillería
alemana se fijó como objetivo el palacio Pávlovsk -que llevaba siendo un centro
de cultura musical rusa desde finales del siglo XVIII-. Los leningradenses
empaquetaron el juego de tocador de porcelana, regalado a los Románov por María
Antonieta, en hierba recién cortada. Envolvieron en ropajes imperiales los
objetos más frágiles. Un miembro del personal del Pávlovsk hizo dibujos420 del
aspecto que ofrecía el ínterior antes de ser abandonado, y también de la cama
del zar, con su baldaquino de cortinaje festoneado. Tesoros de valor in calculable
cuyo tamaño impedía el traslado permanecieron donde estaban, entre ellos el
piano vertical Clementi de finales del XVIII propiedad de Maria Feodorovna.
Fue Andréi Zhdánov -el jefe de
Leningrado y heredero aparente de
Stalin, a quien sus rivales llamaban El Pianista burlándose de su talento
musical y de sus ambiciones culturales- quien emitió la orden de retirar los
tesoros artísticos de la ciudad. Los primeros convoyes de objetos museísticos
que partieron de Leningrado en julio de 1941 iban llenos a rebosar.
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